martes, 23 de diciembre de 2014

¡Para variar!

Sí, lo sé. He vuelto a caer en el error de pasar demasiado tiempo sin publicar ninguna receta. Pido disculpas por segunda vez (me ampara en mi derecho como  persona de que pidiendo perdón se arregla todo).

Para intentar compensar este error he querido salir de las fronteras de los postres para ofreceros algo salado. Quizás os parezca una receta muy fácil o incluso puede que ya la hagáis hecho por encontrarla en cualquier receta o incluso que haya salido de cualquier mente poco avispada de lo simple y común que es. Pero esta receta surgió de las necesidades como estudiante de querer preparar algo rápido y rico.

Hoy os presento unos burritos de espárragos, setas y pollo.

                     


Ingredientes:
200grs de pechuga de pollo troceada a tacos pequeños.
75grs de espárragos limpios y troceados al gusto.
20grs de setas o champiñones (yo utilicé setas de chopo).
Queso parmesano rallado.
4 tortillas de trigo
Medio vaso de vino blanco
Sal
Pimienta

Elaboración:
Comenzamos poniendo una sartén al fuego con un chorrito de aceite donde sellamos bien la pechuga de pollo salpimentada y troceada. Después retiramos el pollo a un plato y, en la misma sartén, salteamos los espárragos y los champiñones. Cuando esto esté cocinado añadimos el medio vaso de vino, dejamos que se evapore el vino y a continuación incorporamos el pollo que teníamos sellado para que se termine de cocina todo bien y los sabores de unan. Corregimos de sal y pimienta al gusto.

Mientras dejamos que el relleno se atempere fuera del fuego, en un plato ponemos las 4 tortillas de trigo y las introducimos en el microondas durante 1 minuto para que se ablanden y sea más fácil su manejo. Ahora, en otro plato vamos rellenando las tortillas con el relleno atemperado que teníamos hecho en la sartén y las vamos espolvoreando con un poco de queso, las cerramos, las colocamos en una bandeja de horno y las metemos en el horno a 200ºC hasta que estén doradas y crujientes.

Ya sólo queda disfrutarlas en la comida o en la cena.

viernes, 22 de agosto de 2014

Parones y nuevos comienzos

Lo sé. La primera tarea que tengo que hacer en esta entrada es pedir perdón. Perdón y disculpas porque prometí que iría actualizando el blog con frecuencia y no lo he conseguido. Pero en mi defensa tengo que decir (aunque no es una justificación) que simplemente ha sido por motivos de trabajo que me han tenido hipermegaocupado sin poder si quiera meterme en la cocina, a parte de ciertos momentos duros por los que debe de pasar todo ser humano. 

Debido a unos meses raros, difíciles y con muchas dudas rondando por la cabeza, uno debe de hacer un ejercicio basado en la búsqueda de prioridades. Saber qué cosas van antes que otras. Y cuando se retoma la cocina de nuevo después de cierto tiempo de parón (obligatorio) no se puede pretender abarcarlo todo. Esto es parecido a cuando retomas los estudios después de mucho tiempo sin abrir un libro. Debemos ir poco a poco, sin grandes cantidades de apuntes para no saturarnos ni agobiarnos. 

Es por eso que la receta de hoy no es para nada complicada y sin gasto de tiempo. Pero os aseguro que su sabor y disfrute es inversamente proporcional a lo fácil que es. Aquí os deja cómo hacer una trenza de manzana. 


                         


Ingredientes: 
1 lámina de hojaldre
1 manzana
5 cucharadas de azúcar
1/2 cucharada de canela
1 cucharada de anís verde (anisillos, en grano)
1 cucharada de mantequilla (derretida)

Elaboración:
Comenzamos estirando la lámina de hojaldre. Lo hacemos para que en el horno no suba demasiado y así quede más crujiente. No debemos estirarlo mucho, sino que simplemente tengamos suficiente espacio para poder cortarlo por la mitad y obtener dos láminas. 

A continuación untamos ámbar láminas con la mantequilla derretida. Machacamos el anís verde en un mortero para conseguir más sabor y lo mezclamos con la canela y el azúcar. Después lo espolvoreamos sobre las dos láminas enmantequilladas. 

Ahora pelamos la manzana, le quitamos el corazón y cortamos en gajos finos. Los colocamos sobre una de las láminas, cubrimos con la otra y presionamos ligeramente. Ya sólo queda un paso algo más complicado, pero no imposible (yo lo hice). Con un cuchillo cortamos la especie de empanada que obtenemos en tres o cuatro tiras, dependiendo de vuestro gusto. Con cuidado y sin que se salga la manzana por los lados ponemos unas tiras sobre otras y comenzamos a retorcerlas sobre sí mismas. Así obtenemos como resultado la foto superior. Para finalizar lo pasamos a una bandeja con papel de horno. Durante el horneado, el azúcar y los jugos de la manzana formarán un caramelo que obviamente no queremos que quede todo desparramado por el horno. 

Finalmente podéis pintar con huevo, aunque yo no lo hice porque sabía que lo decoraría con azúcar glas. Con el horno precalentado a 180ºC introducimos la bandeja en él hasta que la tranza quede dorada. No os preocupéis si veis el pico de algún trozo de manzana más "torrado" de los normal. Necesitamos que el interior, donde la masa se mezcla con el jugo de la fruta, se cueza bien. ¡Pero sin quemarlo todo!

Una vez que lo saqué del horno dejé que se enfriara y le espolvoreé azúcar glas por encima. 


domingo, 13 de abril de 2014

Canela, zanahoria y cambios

Antes de ponerme con la receta debo de pedir disculpas por no haber podido escribir tan periódicamente como me prometí a mí mismo cuando comencé el blog. Están siendo unos meses bastante raros, movidos, estresantes, desconcertantes y desde hace unos días también agobiantes y misteriosos. 

Las circunstancias y situaciones que están fuera de nuestro control o que se nos escapan de las manos hace que inherentemente se despierte en nosotros una especie de sentido arácnido. Como si estuviésemos en constante alerta o tuviésemos la corazonada de que algo va a pasar. Estas situaciones se deben a cambios repentinos, hechos que suceden de la noche a la mañana, o acciones que no te esperabas en absoluto. Pero no nos queda otra opción que aceptar lo que venga, sea bueno o malo, y aprender de la experiencia. Quizás algunas de esas experiencias sean dolorosas, otras estresantes o incluso con parte de ilusión. Hay que aceptarlas y que sirvan para abrirnos los ojos. 

Dicen que la canela es afrodisíaca. La verdad es que nunca ha tenido ese efecto en mí. Creo que son pamplinas y de las grandes. Lo que sí se es que su sabor hace que esas penas o esos momentos de bajón sean algo menos graves. Hoy he querido dejaros aquí la receta de unas magdalenas de zanahoria. No son cupcakes con frosting, ¡eh!





Ingredientes: 
230 grs. de harina
4 galletas María trituradas
50 grs. de almendra picada (opcional)
1 cdt. de canela
1/2 cdt. de bicarbonato
1 sobre de levadura (me quedé sin ella y utilicé dos sobre de gasificante)
160 grs. de azúcar blanca
60 grs. de azúcar moreno
5 huevos
80 ml. de aceite de girasol
250 grs. de zanahoria rayada. 


Elaboración: 
El primer paso es comenzar disponiendo en dos boles los ingredientes secos y los ingredientes húmedos excepto la zanahoria. Por separado. Batimos los huevos con el aceite hasta que la mezcla blanquee un poco, y acto seguido incorporamos los ingredientes secos a cucharadas, poco a poco y mezclándolo todo bien. 

Una vez que tengamos la mezcla incorporamos la zanahoria, la repartimos en las cápsulas. Las introducimos en el horno precalentado a 180ºC y esperamos a que estén hechas en unos 10-15 mins. Y listo. ¡Dejadlas enfriar!

lunes, 17 de febrero de 2014

Para todos

Hace unas semanas, y con su permiso, a un amigo le diagnosticaron alergia a los frutos secos. Toda la vida llevaba comiéndolos pero de repente un día al ingerirlos le provocó una reacción alérgica bastante severa. Así, por sorpresa. Su pareja me preguntó en una conversación por alguna receta dulce que no llevase frutos secos. Yo le contesté que había muchas recetas que no los llevaban pero siempre que pensaba en algo que no contuviese frutos secos se me venía a la cabeza la fruta. Creo que ya lo escribí en alguna entrada anterior, pero yo no soy un entusiasmado de la fruta cocinada. Excepto de una, la manzana. La típica tarta de manzana americana o más conocida como “Apple Pie” me entusiasma. Aunque he de reconocer que más que por la fruta es por la pasta crujiente que la envuelve.


Ingredientes:

Para la masa:
200gr. de mantequilla fría
400grs. de harina
Una pizca de sal
2 cucharadas de agua fría

Relleno:
4 manzanas golden o reinetas
4 cucharadas de azúcar moreno
Una vaina de vainilla
1 cucharada de canela
4 ó 5 cuadraditos de mantequilla

Elaboración:
Debemos de comenzar con la masa y para ello mezclamos la harina con la sal y le añadimos la mantequilla fría partida en dados. No debemos amasar, sino intentar desmenuzar la mantequilla con la harina para formar granitos, como si fuese arena. Se tarda un poco en conseguirlo. Cuando lo tengamos listo añadimos las cucharadas de agua fría y apastamos para juntar todos los granos. Hay que tener en cuenta que no debemos amasar para que la mantequilla no se derrita con el calor de las manos por lo que una vez que esté todo bien compacto lo dejamos reposar en la nevera y liado con un film transparente en la nevera como mínimo 30 minutos.

Para ponernos manos a la obra con el relleno, debemos de pelar, descorazonar y partir en lonchas finas la manzana (como en gajos). Después añadimos el azúcar, la canela y las semillas de la vainilla que tendremos que sacar con un cuchillo. Lo mezclamos todo con la mano y lo dejamos repasar todo un buen rato para que los sabores se mezclen y la manzana expulse algo del exceso de agua que contiene.

Una vez transcurrido el tiempo sacamos la masa, la dividimos en dos y la estiramos en forma circular para adaptarla a nuestro molde. Ponemos la base que tendrá un espesor de no más de 1 centímetro, colocamos las manzanas desechando el jugo que habrá soltado, repartimos los 4 ó 5 dados de mantequilla entre las manzanas y lo tapamos con la otra mitad de la masa. Cerramos bien los bordes y pintamos con huevo. Aquí llega el punto de dejar suelta la creatividad. Yo lo decoré con cuadros simulando un tablero de ajedrez.
Con el horno precalentado, introducimos la tarta a 180Cº unos 40 minutos. Aunque yo me guío más por el aspecto que va cogiendo, hasta coger un color dorado uniforme.


*Nota: Déjala al menos atemperar porque quema mucho recién salida del horno.

domingo, 2 de febrero de 2014

¿Rutinas? No, gracias

La rutina puede llegar a convertirse en un infierno para propios y extraños. Es por eso por lo que las pequeñas cosas cobran más importancia y son éstas las que hacen que la diferencia se encuentre en los mínimos detalles. Con la cocina pasa igual. Una misma receta elaborada muy asiduamente puede llegar a aborrecerse. Y es que eso no debemos dejar pase por ninguna circunstancia.

Así, me encontraba yo dispuesto a hacer el típico bizcocho casero para acompañar al café con leche de los desayunos cuando fui a echar mano de un limón para raspar su corteza y añadirlo a la masa. Pensé que en realidad no me apetecía hacer de nuevo el mismo. Quería variar en algo. Entonces me puse a mirar por toda la cocina en búsqueda de algún ingrediente que pudiese añadir al bizcocho. Y la solución se abrió cuando al mirar en un armario encontré una bolsa de anís verde que había sobrado de la última vez que hicimos embutidos en casa. El anís verte tiene un sabor…, pues a eso, a anís y seguro que le debía de quedar bien. O al menos eso pensé yo

.

Mientras el bizcocho se cocía en el horno no desprendía ningún olor a anís y tampoco cuando lo saqué para que se enfriase. En cambio, al cortarlo y probarlo su sabor era notable pero suave y delicado. El resultado me pareció espectacular.

Era un bizcocho con el doble de ingredientes y sólo duró 4 mañanas. Bueno…, cuatro mañanas, cuatro tardes y cuatro noches. Siempre había un momento para coger un trozo.

Ingredientes (para un bizcocho grande):
2 yogures naturales
2 medidas de yogur de aceite de oliva
4 medidas de yogur de azúcar
6 medidas de yogur de harina
6 huevos
2 ó 3 cucharadas de anís verde (depende del gusto de cada uno, y también se puede llamar anís en semilla, matalauva o matalahúga)
2 sobres de levadura

Elaboración:
En un bol vertemos los yogures, el aceite, el azúcar y los huevos y lo batimos todo bien hasta que se haya mezclado todo bien. Después añadimos la harina y volvemos a mezclar hasta que obtengamos una masa no muy espesa. Por último queda añadir el anís.


Introducimos la mezcla en un molde que previamente debe de estar untado de mantequilla y enharinado para evitar que se pegue y sea más fácil desmoldar el bizcocho una vez que se haya enfriado. Metemos el bizcocho en el horno que  ya ha sido precalentado a 200ºC y lo bajamos a 180ºC. Lo cocemos hasta que al pincharlo con un palo o un cuchillo éste salga limpio. 

domingo, 1 de diciembre de 2013

Recursos

Hay fechas señaladas a lo largo del año que se deben celebrar o intentar celebrar sí o sí, ya sea como pretexto para meterte en la cocina y crear o como excusa para reunirte con tu grupo de amigos y amigas. Sin embargo, debido a circunstancias incontrolables que se nos escapan de las manos y difíciles de comprender por nuestra mente, estas celebraciones se ven mermadas en importancia debido a esas circunstancias.

Hace unas semanas  fue mi cumpleaños y desde hace  ya unos años he tomado la costumbre (y espero que se acabe convirtiendo en costumbre y tradición) de celebrarlo preparando una pequeña merienda para mi grupo de íntimos. Aunque siempre se acaba celebrando con más personas más tarde.

Cómo es habitual en mí la merienda se me fue de las manos y acabé con dos brioches diferentes y magdalenas. Uno de los brioches llevaba chocolate y el otro de crema pastelera, y las magdalenas estaban rellenas de dulce de leche.

Desde hacía tiempo ya había echado el ojo a unos cupcakes de dulce de leche en el blog del magnífico Mike Fernandez y estaba deseando tener una oportunidad para probar a hacerlos. Pero lo que pasa siempre…, te pones a organizarlo todo y lo que más te falta es tiempo. Debido a este contratiempo tuve que improvisar y modificar la receta intentando no “estropearlos” pero intentando que tuviesen la misma esencia, es decir, que el dulce de leche estuviese presente. Por este motivo acabé haciendo unos cupcakes con corazón de dulce de leche.


Ingredientes:
90 gr. de harina
1 cucharadita de levadura en polvo
1 pizca de sal
115 gr. de mantequilla
225 g. de azúcar
2 huevos
3 cucharaditas de extracto de vainilla
250 ml. de leche


Elaboración:
Comenzamos precalentando el horno a 200ºC. En un bol mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar hasta obtener una especie de crema. Tras esto, añadimos los huevos de uno en uno dejando que se incorpore bien el primero antes de incorporar el segundo y añadimos la vainilla.


En otro bol mezclamos la harina, la levadura y la sal y lo removemos bien. Después añadimos la mitad de la harina a la mezcla de los huevos y la mantequilla, incorporamos la leche, mezclamos bien y terminamos añadiendo el resto de la harina. Ya sólo queda verter la mezcla en las cápsulas de las magdalenas llegando solo hasta la mitad. Ahora es cuando añadimos a la mezcla de las cápsulas una cucharada de dulce de leche en el centro. Añadimos una última cucharada de maza para tapar el dulce de leche e introducimos las magdalenas en el horno bajando la temperatura a 180ºC durante unos 20 ó 25 minutos. Finalmente las dejamos enfriar bien antes de comerlas. 

sábado, 2 de noviembre de 2013

Semanas express, fines de semana relajados

Esta receta no podría estar más en consonancia con esta entrada. Una receta rápida para una entrada express. Y es que a veces nuestro ritmo de vida, ya sea por circunstancia personales, laborales o simplemente porque no sabemos estarnos quiero sin parar ni un segundo, la cocina debe de adaptarse a estas situaciones. Pero que una receta sea rápida no debe de ser sinónimo de una receta sosa e insulsa. Para nada.

He de reconocer que no soy muy fan de las recetas express que muchos libros y blogs nos ofrecen. Yo soy más partidario de disfrutar con lo que hacemos en la cocina y apreciar el proceso y la lenta transformación de los productos de simples alimentos a ricas y sublimes recetas. Pero las circunstancias son las que son. Si durante la semana no paramos ni un segundo y solo vemos la cocina 5 minutos mientras hacemos el café o nos preparamos un vaso de leche en el microondas, podemos aprovechar los fines de semana para sacarle partido y darle uso a ese elemento que se llama horno. 

La receta que aquí os traigo me la prometía así, express. Bueno…, literalmente me la pintaban como “bizcocho-todo-en-uno”. Me animé a probarlo y dio buen resultado. Os animo a que lo hagáis si necesitáis un bizcocho de chocolate rápido y rico para una merienda o visita improvisada.




Ingredientes:
4 huevos
225gr. de mantequilla
225gr. de azúcar
225gr. de harina
25gr. de pepitas/lágrimas de chocolate
1 cucharadita de levadura de repostería
2 cucharadas de cacao en polvo

Elaboración:
Sólo hay que seguir dos pasos importantes. El primero es que estén todos los ingredientes a temperatura ambiente, sobre todo los huevos y la mantequilla. Y el segundo es que se tamicen juntos la harina, el cacao en polvo y la levadura. Tras estos dos simples pasos sólo queda juntar todos los ingredientes en un bol y batirlos bien.  Por último añadimos las pepitas de chocolate.

Una vez que tengamos esta parte lista, vertemos la mezcla en un molde previamente engrasado y enharinado para evitar que se pegue el bizcocho a los bordes de éste. Habiendo precalentado el horno con anterioridad a unos 180ºC introducimos la mezcla hasta que esté bien cocina y que al introducir un palo o cuchillo éste salga limpio.