Hay días en los que a uno
le apetece estar solo, encerrado en casa y sin ganas de ver a nadie. Ya sea por
un motivo de peso o simplemente por pereza o un momento de bajón. Primera
advertencia: estar solo en casa con Twitter abierto también cuenta como estar
solo.
Eso es lo que me pasó el
domingo pasado. Mis padres se fueron a ver a unos familiares y no vendrían
hasta la noche. No me encontraba con muchos ánimos en mi caso particular por
culpa de pensamientos de incertidumbre
laboral, personal y ya de paso también incertidumbre estatal. Una vez que me
pongo a ser pesimista y a pensar lo hago por todo el país que se me da muy
bien.
Los planes que se me ofrecían
tampoco me eran muy apetecibles en ese momento. No eran planes de gran peso que
me hiciesen saltar del sofá con expectación por lo que me esperaba hacer. Pero algo
tenía que hacer. Podría estar en el sofá sin hacer ni esperar nada o podría
estar en el sofá esperando a que algo se hiciese en el horno. Por lo que me
decidí a meterme en la cocina.
Cocinar de relaja, me
anima, me motiva, me sorprende… En resumen, me fascina. Esto era lo que me
hacía falta para sacarle algo de partido al día. Me decidí por unas magdalenas
de chocolate blanco que nunca antes había probado. Además, tenía la excusa de
que el día anterior había comprado un molde nuevo para magdalenas y no me podía
esperar más a estrenarlo. Busqué la receta, saqué los ingredientes, los pesé y
me puse manos a la obra.
Esta receta está extraída
de un libro que compré hará unos dos años en Carrefour. A la vista parecía un
libro de estos cutre (si fuese una cinta de casete estaría en una gasolinera)
sin autor, pero a mí me llamó la atención y acabé por comprarlo. ¿Sabéis lo que
os digo? Que no me arrepiento para nada de haberlo comprado. El libro está
compuesto por 1000 recetas clásicas y riquísimas de repostería. Pero además, lo
mejor de todo es la Introducción, los consejos y las preparaciones básicas como
cremas, salsas, almíbares… Y otro aliciente en este libro es su presentación
interior con letra cuidada y márgenes decorados. Mi consejo: es cierto eso de
que nunca juzgues a un libro por la portada. A las personas sí, pero a los
libros nunca los juzguéis por su portada.
Ingredientes:
250 gr. de azúcar (125 gr
de azúcar normal + 125 gr. de azúcar de vainilla)
200 gr. de harina
4 huevos
125 gr. de mantequilla
Ralladura de un limón
½ sobre de levadura
140 gr. de chocolate
blanco para fundir
Elaboración:
Trabajamos en un bol y
con una espátula la harina, el azúcar, los huevos y la ralladura de limón
durante 5 minutos hasta que la mezcla quede blanquecina y ligera. Después
añadimos la mantequilla derretida y volvemos a mezclar hasta que ésta esté
totalmente incorporada.
Derretimos el chocolate blanco poco a poco para que no se queme si lo hacemos en el microondas o al baño maría en un cazo. Una vez derretido incorporamos el chocolate a la mezcla moviendo en círculos para que se vayan mezclando todos los ingredientes. Tras esto, añadimos la levadura en forma de lluvia y continuamos meneando. Cuando lo tengamos todo mezclado, dejamos reposar la mezcla en el frigo durante 4 horas.
Una vez pasado el tiempo, y tras precalentar el horno a 180ºC, ponemos la mezcla en moldes para magdalenas hasta unos 2/3 de su capacidad. Las metemos en el horno y terminamos la cocción a 160ºC para que el centro suba y termine de hacerse. Las sacamos y dejamos enfriar.