viernes, 4 de octubre de 2013

Debilidades y pecados

Durante siglos nos han estado comiendo la cabeza e intentando adoctrinar diciéndonos que las debilidades son malas para el cuerpo y especialmente para la mente. Nos han hecho creer que las debilidades son equiparables a los pecados como la lujuria, la avaricia o la gula. Mi pecado favorito es la gula. Simplemente ya el sustantivo lo aduro cuando me llena la boca al pronunciarlo.

Pero ya va siendo hora de que alguien ponga las cartas sobre la mesa y que diga las cosas bien claras. Por un lado, los pecados no dejan de ser pecado. Estos hacen a las personas débiles, que es muy diferente a que una debilidad acabe en pecado. Porque una debilidad no está obligada a acabar en pecado. Y aquí llegamos a la cara B del asunto. Un poco de debilidad no hace mal a nadie. Por ejemplo, imaginemos que entramos en una habitación toda de blanco donde justo en el dentro hay una mesa con un mantel también blanco. Sobre esta mesa no encontramos un plato, también blando, con unas galletas doradas por el centro con los bordes marroncitos apiladas unas sobre otras haciendo una pirámide. Y claro…, nuestra debilidad son las galletas… El autocontrol consiste con llegar a conseguirse comer tres o cuatro de estas galletas. No más. La gula consistiría en perder ese autocontrol y acabar con el plato vacío, con sus terribles estomacales consecuencias.

Lo que vengo a decir claramente con toda esta parrafada es que podemos comer cualquier cosa pero con su justa medida. Este concepto puede ser extrapolado a cualquier dichosa dieta de adelgazamiento que lo único verdaderamente que hacen es frustrar a todo el personal aquí presente.

¿Y qué es lo que os traigo hoy? Pues ¡¡GALLETAS!! Éstas son unas galletas de mantequilla con un ligero aroma y sabor a cítricos. Son espectaculares y llegan a durar bastante tiempo si las conservamos en un envase hermético.






Ingredientes:
200gr. de harina
¼ de cucharadita de levadura
Una pizca de bicarbonato sódico
¼ de cucharadita de sal
115gr. de mantequilla a temperatura ambiente
1 huevo (L)
100gr. de azúcar blanco
100gr. de azúcar moreno
1 cucharada de zumo de limón o lima
Ralladura de un limón o lima
Azúcar glasé

Elaboración:
Comenzamos batiendo la mantequilla con los dos tipos de azúcar. Después se añade el huevo, el zumo del limón o la lima y la ralladura de los cítricos y seguimos batiendo hasta que esté todos los ingredientes bien mezclados. A continuación incorporamos la harina, la levadura, el bicarbonato y la sal a la mezcla anterior tamizándolos. Volvemos a mezclar todo hasta que consigamos una masa homogénea y pegajosa.

Una vez hecha la masa la tapamos y la dejamos reposar y enfriar en la nevera entre 30 y 60 minutos. Cuando haya transcurrido el tiempo sacamos la masa y hacemos bolitas. Para ellos nos ayudaremos del azúcar glasé para que no se nos quede todo pegado a las manos. Vamos colocando las bolitas en una bandeja cubierta con papel de horno y dejando varios centímetros de separación entre ellas ya que cuando estén en el horno se expandirán hacia los lados.

Teniendo ya precalentado el horno a 180ºC introducimos las bandejas en éste y las cocinamos hasta que veamos cogen un color dorado (un 10 minutos). No os asustéis si al tocarlas notáis que están blandas. Una vez que se enfríen se endurecerán y quedarán crujientes.


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