viernes, 22 de agosto de 2014

Parones y nuevos comienzos

Lo sé. La primera tarea que tengo que hacer en esta entrada es pedir perdón. Perdón y disculpas porque prometí que iría actualizando el blog con frecuencia y no lo he conseguido. Pero en mi defensa tengo que decir (aunque no es una justificación) que simplemente ha sido por motivos de trabajo que me han tenido hipermegaocupado sin poder si quiera meterme en la cocina, a parte de ciertos momentos duros por los que debe de pasar todo ser humano. 

Debido a unos meses raros, difíciles y con muchas dudas rondando por la cabeza, uno debe de hacer un ejercicio basado en la búsqueda de prioridades. Saber qué cosas van antes que otras. Y cuando se retoma la cocina de nuevo después de cierto tiempo de parón (obligatorio) no se puede pretender abarcarlo todo. Esto es parecido a cuando retomas los estudios después de mucho tiempo sin abrir un libro. Debemos ir poco a poco, sin grandes cantidades de apuntes para no saturarnos ni agobiarnos. 

Es por eso que la receta de hoy no es para nada complicada y sin gasto de tiempo. Pero os aseguro que su sabor y disfrute es inversamente proporcional a lo fácil que es. Aquí os deja cómo hacer una trenza de manzana. 


                         


Ingredientes: 
1 lámina de hojaldre
1 manzana
5 cucharadas de azúcar
1/2 cucharada de canela
1 cucharada de anís verde (anisillos, en grano)
1 cucharada de mantequilla (derretida)

Elaboración:
Comenzamos estirando la lámina de hojaldre. Lo hacemos para que en el horno no suba demasiado y así quede más crujiente. No debemos estirarlo mucho, sino que simplemente tengamos suficiente espacio para poder cortarlo por la mitad y obtener dos láminas. 

A continuación untamos ámbar láminas con la mantequilla derretida. Machacamos el anís verde en un mortero para conseguir más sabor y lo mezclamos con la canela y el azúcar. Después lo espolvoreamos sobre las dos láminas enmantequilladas. 

Ahora pelamos la manzana, le quitamos el corazón y cortamos en gajos finos. Los colocamos sobre una de las láminas, cubrimos con la otra y presionamos ligeramente. Ya sólo queda un paso algo más complicado, pero no imposible (yo lo hice). Con un cuchillo cortamos la especie de empanada que obtenemos en tres o cuatro tiras, dependiendo de vuestro gusto. Con cuidado y sin que se salga la manzana por los lados ponemos unas tiras sobre otras y comenzamos a retorcerlas sobre sí mismas. Así obtenemos como resultado la foto superior. Para finalizar lo pasamos a una bandeja con papel de horno. Durante el horneado, el azúcar y los jugos de la manzana formarán un caramelo que obviamente no queremos que quede todo desparramado por el horno. 

Finalmente podéis pintar con huevo, aunque yo no lo hice porque sabía que lo decoraría con azúcar glas. Con el horno precalentado a 180ºC introducimos la bandeja en él hasta que la tranza quede dorada. No os preocupéis si veis el pico de algún trozo de manzana más "torrado" de los normal. Necesitamos que el interior, donde la masa se mezcla con el jugo de la fruta, se cueza bien. ¡Pero sin quemarlo todo!

Una vez que lo saqué del horno dejé que se enfriara y le espolvoreé azúcar glas por encima.